Retweet via: http://www.echoboomers.cl/?p=423
Rodolfo Martínez (escritor y programador español) publicó recientemente un artículo en donde desmenuzaba daba su opinión sobre la ‘Ley Sinde’. Tristemente (¿será el trabajo de alguna mano oscura?) su sitio está muerto… pero gracias a la gente que comenta en Menéame podemos leer y comentar sus palabras. Palabras que encierran muchas verdades, y que no sólo están ajustadas a la realidad española, sino que pueden ser replicadas usando ejemplos de (prácticamente) cualquiera de nuestros países.
Hola, me llamo Rodolfo y soy escritor.
Publiqué mi primera novela en 1995 y, desde entonces, he publicado dieciséis libros (doce novelas y cuatro antologías de relatos). A lo largo de este 2011 aparecerán mis libros número diecisiete, dieciocho y diecinueve, si todo va bien.
Durante estos dieciséis años he ganado algún premio que otro y algo de dinero.
Para rematar la faena desde hace dos años me he metido a editor. De mi propia obra, en principio, y espero que, con el tiempo, de la de otros.
Así que debería ser un acérrimo defensor del canon y estar aplaudiendo con las orejas ante la reciente aprobación de la Ley Sinde por el Congreso de los Diputados.
Permitidme que os explique por qué no es así.
El proceso de cierre de páginas web estará tutelado por un juez en todo momento
Falso.
Lo único que podrá decidir el juez a lo largo del proceso es si el cierre de esa web vulnera o no un derecho fundamental recogido en la Constitución. Nada más. Ni siquiera podrá opinar sobre si lo que hace esa web que se pretende cerrar administrativamente es legal o no.
¿Garantías judiciales?
Ni una.
La propiedad intelectual es sagrada
Matizable, como poco.
¿O es que el creador crea desde cero? ¿Me vais a decir que el arte, la creación, son posibles sin apoyarse en una tradición previa que abarca varios miles de años? ¿Qué, sin las obras que crearon todos los que vinieron antes que nosotros serían posibles las nuestras? ¿Esa maravilloso novela que acabas de escribir habría sido posible sin un Homero,un Garcilaso, un Shakespeare, un Dumas, un Stevenson o un Joyce?
Es más, ¿sería posible esa novela sin un idioma —pongamos el castellano, por poner uno— que es patrimonio de todos los que lo han hablado hasta la fecha?
Así pues, la propiedad de su obra es suya…. ma non troppo.
El artista tiene derecho a vivir de su trabajo
Falso.
Tiene derecho a intentarlo, como cualquier otro profesional. Como un fontanero, un controlador aéreo, un abogado, un maestro de escuela o un informático. Todos ellos tienen derecho a intentar ganarse la vida con la profesión que han elegido.
Que lo consigan o no dependerá de sus aptitudes y de la demanda que haya para lo que ofrecen.
El artista no tiene derechos ni privilegios especiales
Las descargas gratuitas van a acabar con el arte
Falso.
Existe arte desde que existimos como especie. Y seguirá existiendo mientras existamos como especie.
El artista profesional (que eso, y no otra cosa, es lo que quieren decir cuando dicen simplemente artista) es una figura que tiene menos de doscientos años de existencia. Aparece cuando las circunstancias sociales y tecnológicas (concretamente, la Revolución Industrial) lo permiten y quizá cuando éstas cambien desaparezca. Igual que, con la llegaba del bronce, el tallador de puntas de flecha de pedernal se encontró de pronto con que su profesión no era demanda por nadie.
Esas cosas pasan.
Las descargas, gratuitas o no, no afectan al arte. Afectan, quizá a la industria que se ha creado alrededor de éste. Y es posible que acaben con esa industria, si sigue empeñada en no adaptarse al cambio.
Repito, esas cosas pasan.
Cuando creas una empresa y el modelo de negocio que utilizas se vuelve obsoleto, tienes dos opciones: desaparecer o cambiar el modelo de negocio y adaptarlo a los tiempos.
De paso, podríamos preguntarnos qué clase de tendencias suicidas tiene una empresa que se pasa buena parte del tiempo acusando a sus clientes de ladrones.
Cada vez que te bajas algo gratis impides que el autor gane dinero
Falso.
En la inmensa mayoría de los casos, si no lo tuvieras gratis para bajártelo, simplemente no te lo bajarías. Una descarga gratuita no es una venta menos. Nunca lo ha sido; o, cuando menos, es imposible demostrar que lo es.
El concepto de «lucro cesante», tal como se maneja en la actualidad es, por tanto, engañoso, manipulador y tendencioso.
En realidad, una descarga gratis hoy puede significar una venta mañana. De hecho, así ha sido unas cuantas veces.
Si puedes bajártelo gratis, no lo comprarás, no importa lo barato que sea
Falso.
Ni siquiera es necesario argumentarlo, por otro lado. Basta poner un par de ejemplos como:
* Spotify
* Lanzanos
Son negocios que ofrecen a un precio asequible cosas que podrías encontrar gratis en la red. Negocios que, por otro lado, funcionan. Y ni de lejos son los únicos.
Así que es de suponer que la gente sí paga cuando el precio es razonable, aunque lo encuentre gratis en otro sitio.
La piratería hace que la gente no vaya al cine
Falso.
No hace mucho, el representante español de la cadena Yelmo afirmaba que el número de espectadores en las salas durante los últimos años está aumentando.
Y eso, a pesar de que el precio de las entradas es indecentemente elevado.
Quizá entonces es otra cosa, quizá es que
Las descargas gratuitas hacen que la gente no vaya al cine a ver cine español
Falso.
¿La gente no ha ido al cine va a ver Ágora, o El laberinto del Fauno, o Balada triste de trompeta, o la saga de Torrente?
¿O quizá es que la gente no va al cine a ver cierto cine español hecho de espaldas al espectador, al que no le importa una mierda la taquilla y que sobrevive únicamente gracias a las subvenciones?
Por último
Si hay una asociación que resulta directamente contra natura es la de trabajadores y empresarios. Por definición, ambos tienen objetivos totalmente distintos. ¿Por qué entonces en la Sociedad General de Autores y Editores están juntos como si compartieran los mismos intereses? ¿No es absurdo a poco que lo pensemos?
Mientras exista el canon, existirá el derecho a la copia privada. Así de sencillo.
Que se pague por comprar tu disco o tu libro o tu película tiene lógica. Que tengamos que pagarte por prestar ese libro a un amigo o hacerle a un colega una copia de ese disco… va a ser que no, chaval.
El canon no deja de ser una forma de impuesto. Un impuesto gestionado por una entidad privada y que va a parar a los bolsillos de personas privadas, no a las arcas del estado. ¿Qué absurdo legal es ése?
Calcular el valor de algo es muy sencillo: tu producto vale exactamente aquello que el público está dispuesto a pagar por verlo/leerlo/escucharlo. Ni un céntimo más. Si te empeñas en poner precios por encima de eso, no te sorprendas de que el público busque alternativas.
Un creador ofrece unos servicios y, si a sus clientes le interesan, recibe dinero a cambio. Así es como funciona el cotarro. Sus ingresos provienen de lo que sus clientes, sus consumidores, su público está dispuesto a pagar por lo que él ofrece.
El que pretende chupar de la teta del estado ya sea a base de cánones o subvenciones… Eso, señores, no es un creador, no es un artista.
No es otra cosa que un parásito.
Como cierre, el discurso de Alex de la Paz en los premios Goya. Imperdible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario